Existen ocasiones en la que la comida representa un gesto cálido de bienvenida, la primera vez que serví ese platillo fue para recibir a prensa y actores extranjeros para un festival internacional de cine aproximadamente en 2012. 

Este bocadillo representa una fusión europea mexicana al transformar por completo el concepto de chalupa, que originalmente va servida con frijoles, repollo y salsa, pensando en simbolizar la unión entre estas culturas transformamos la experiencia de este platillo en algo que fuera capaz de degustar con una champaña o un buen tequila.

Hecho de una base de quesos, suaves y de cabra, cebolla morada, jalapeño y caviar negro, ofrecen una sensación crocante y al mismo tiempo este se suaviza con las texturas y consistencia del queso, todo esto combinado resalta el intenso sabor del caviar, cerrando con notas picantes gracias al jalapeño como sello de la representación mexicana.

Por Rafael Guaida

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El sazón de un chef apasionado

Una historia de raíces gastronómicas.